Carta de una anciana

Tu dignindad, tu poesía. Es que tu modo de ser me gusta.
Cómo es posible pensar en alguien hace más de mil noventa y cinco días?
Cada acción mía corresponde a tu ser. Eres mi caminar, mis sentidos, mis sospechas, mi persona.
Hace muchos días nuestros recuerdos son el único alimento para mi subsistencia.No sé que harás, qué dirás y si te acordarás de mi pero ; sigo recorriendo las mismas calles y memorizo cada palabra de nuestro pasado.
A kilómetros de distancia huelo tu perfume y oirgo las mismas canciones de cuando éramos jóvenes. Es que por más que te conosca hace tres años, sé que te conocía de antes, de mis sueños. Todos los días me levanto a las ocho a tomar mi café viendo el Sol posarse en mi cara y siento tu palpitar, allá a lo lejos como metáforas que resolvieran mi estilo de vivir.
Pienso en nuestras manos una a la otra como nos susurrábamos al oído nuestros mil 'te quiero'. Siendo una misma carne al compás de los sentidos...y empiezo a sentir una gran nostalgia.
Estoy vieja, consumada por los años y se refleja en mi piel opaca y con pliegues; en mi lento caminar y en mi utilidad inexistente. Órganos gastados y utilizo ropa holgada atando mis poco cabellos y acariciando mi piel sin bello de mi frente.
Solo algo no cambió; mi mirada. Ojos castaños como grandes avellanas, reflejan mi sentimiento y mi espiritualidad a pesar de las décadas vividas. Conosco tu ser gracias a ellos y dejaste en mi la semilla de la verdad; pasión y amor del bueno, del que no se borra a pesar de los años.
Ahora tengo mis días contados y sentada en mi sofá veo como se apaga mi corazón por eso antes de morir quería que leyeras esto. Gracias por cada momento a tu lado y tu presencia jamás se irá de mi.
Fui soy y seré la anciana más feliz del mundo y al escribir esto te digo adiós. Prometo estar con vós en un lugar mejor, cuando nuestros cuerpos sean de luz y vivamos por siempre, continuaremos nuestra historia.
Te amo ♥